EL CINE QUE INVOLUCRA A LA GENTE
Por Mauricio Ocampo (Director de fotografía, cámara, steady-cam)
Para todos los que fueron partícipes,
para todos los que desde el hogar apoyaron, para los que han creído,
para los que se lo han soñado y en especial para los que un día lo
pensaron y hoy gracias ellos es una realidad.
Primero, agradecer a Harold, por su entrega por ser un GRAN
soñador, un gran oso soñador, por que dentro de ese hombre grandísimo y
con cara de William Medina y de muchos narcos o generales de policía y
demás personajes que ha representado, se encuentra un Harold sensible
con dos hijos maravillosos y una esposa encantadora que también hicieron
parte de esta gran experiencia.
Empiezo por agradecer a este hombre por
mostrarme una pelea contra lo evidente, contra el ego, el orgullo y la
prepotencia, por mostrarnos a todo un equipo una primera historia, la
primera de muchas, una historia que muestra lo humanos que somos, y que
pase lo que pase el amor es el camino.
Segundo quiero agradecer a Ariel a su esposa a sus hijos, a su
madre, a sus hermanos, a su tierra. Fueron una gran familia, nos acogieron
y nos aguantaron, nos abrieron las puertas de sus corazones, y por lo
menos por mi parte espero que hallan extraviado la llave por que no
quisiera salirme de ahí. Ellos, que creyeron en el proyecto, en la locura
de algunos y en la posibilidad de eso que a veces parece imposible.
Por otra parte quiero agradecer a los hermanos que me conseguí en
el rodaje, a esa madre, a ese abuelo loco y a ese visitante momentáneo
de la pala, a ese negro culón que despertamos una vez (ovejita lucero), a
ese tío chocho que le jodíamos la vida cada noche con nuestra juerga y
que le tocó irse a dormir a la casa de doña Carmen la mamá de Ariel. A las señoras que nos despertaban con música a todo
volumen y nos mandaban a trabajar enérgicos gracias a sus desayunos. En
fin, a todos aquellos que compartieron la primera etapa en esa finca. Si
se me escapa alguno por ahí ya les escribiré.
Finalmente quiero enviarles a todos mi abrazo, a Kristín y a José por ser mi buena familia a diario, en la primera etapa, y a Lina que en la segunda etapa se convirtió en mi confidente y me aguantó (como hizo?). Por otra parte quiero ofrecer mi disculpa por todo lo malo que encontraron en mí, no voy a mentir diciendo que gracias a cine minga soy mejor persona, pero si voy a decir que he tenido muchos tropiezos y decepciones con el cine, y después de hacer un análisis y reflexionarlo, se que ésta apuesta, es, y por mucho, el cine que involucra a la gente, a los que ven el cine, a aquellos para los que debe estar hecho. Por eso escribo desprendiendo de mí el ego y agradeciendo a la vida por darme el privilegio de encontrarme con esa gente que me muestra y me mostró que la vida es más sencilla si nos la complicamos menos con pendejadas. (perdón por la palabra)
Que Dios bendiga CineMinga, a sus creadores, a los locos que los
seguimos, al terco del director, a esa terquedad que lo llevará lejos. A sus
actores, a las familias, a los niños, al curita malgeniado que no nos prestaba la
locación y finalmente cedió. Y por supuesto a Timbío, tierra maravillosa
y amable que nos abrió las puertas de su casa.
Gracias a Todos!!
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